viernes, 7 de junio de 2019

Gamma —19 — Cristina

Bajo el desierto en un pueblo de muertos me encontré inesperadamente con un Verdugo. Había oído muchos rumores sobre estos. Todos contaban que eran marionetas invencibles del Imperio, incomprensibles, dejando largos rastros de destrucción a donde fuera que los mandasen. Hasta el noble príncipe era de esta idea, así que me sorprendió que Jano fuera todo lo contrario a un bárbaro. Parecía una persona común y corriente, bastante relajado considerando que nada le costaría aplanar este pueblito de madera y adobe. Logramos conversar un poco incluso, me explicó la situación de Banshala, le hablé de por qué estaba aquí, del hombre gris que nos recibió, de que seguíamos a una Serpiente. Aunque se mostró sorprendido ante eso último, entendió de inmediato cuando le expliqué que era como una especie de caballero con armadura esqueleto. Dijo que sospechaban que algo debió haber interferido con el hechizo que ocultaba la ciudad, y que su grupo había visto a una persona, pero antes de poder entrar en más detalle llegaron los demás y por tercera vez en el día me aventaron como muñeca por los aires. Terminé bajo una pila de escombros mientras los demás corrían al Mausoleo, y me pareció que a esas alturas era una suerte de milagro que siguiera caminando. Escuché después del Bufón todo lo que ocurrió allá adentro, sobre Al-Hamid, sobre el ejército de muertos, de como hasta este fue inútil contra el Verdugo. Dice que Al-Hamid se desvaneció frente a sus ojos cuando lo seguían por un pasillo y de las manos del Verdugo cuando este estuvo a un respiro de aniquilarlo, y sospecha que usa un hechizo de camuflaje igual al que tenía el Mausoleo, igual al el que tenía la entrada. Ademas no vió las armas del Imperio por ningún lado, así que piensa que puede haber otro Mausoleo más, o que quizás en esos túneles había otro pasaje camuflado, tras el cual hay una cámara de magma camuflada que lleva a otra puerta camuflada tras la cual estarían las armas, camufladas, pero eso ya dejaba de ser tema nuestro. En resumidas cuentas: "Nos tropezamos con un asunto que poco nos concierne."

De cierta forma era verdad, toda esta bajada a Banshala parecía haber sido una pérdida de tiempo, pero no me quitaba de la mente el crimen que sentí en el desierto. La aguja apuntaba a Morr o a la Serpiente como responsables, y esta última no debió haber bajado acá convenientemente cuando Banshala estaba por revelarse. ¿Era muy descabellado pensar que todo estaba relacionado? El Bufón dijo que si, y sugirió que me fuera a relajarme con una amiga a la playa un día de estos, o ya que no tenía amigas, que fuera con Kayla. Luego de desdoblarse astralmente de risa por dos minutos comentó que quizás el que la Serpiente estuviera en dirección a Gentium tampoco era casualidad.

En fin, una vez quedó todo bajo control, notamos que Kayla ya no estaba. Jakoppi, otro raro mas que venía con Morr, dijo que se despidió del grupo pero que nadie le había puesto atención. Pregunté a donde se había ido, deseaba ver si estaba bien luego de la pelea, pero Jakoppi dijo que probablemente se fue a su casa, gozando de buena salud y relativa paz interna. El Bufón me aseguró que ya volvería, porque tendría que estar "más loca que lo que estuvo" para atreverse a irse sola por el desierto, y más aún con la luna roja en curso. Dicho y hecho, a la tarde Kayla estaba con nosotros, y el Bufón agregó otro punto más a su Gigantesco Arreglo de Predicciones Acertadas. Una vez terminó la luna roja, resumimos nuestro viaje a Gentium con una carreta que nos proporcionó el grupo del Verdugo por los problemas.

No creo que un viaje de dos semanas por el desierto pueda ser agradable de ninguna manera, pero me disculparán los camellos, un carruaje con techo lo hacía mucho mas soportable, a pesar de las bizarras personalidades que respiraban dentro de este. De Crove he hablado bastante, cosas que no son todas positivas, como su aura, pero hay que reconocer que se dedica bien a su trabajo, a diferencia de los numerosos nobles y burócratas del Imperio con los que he tenido la desgracia de interactuar. Y también tengo que reconocer que el Bufón y yo ahora le debemos la vida. El Bufón ya se lo agradeció hasta que el pobre príncipe lo lamentara, así que espero que eso cuente por ambos.

Hablando de su buena acción del día, no sé que fue lo que habrá tenido ese polvo, pero el cambio que tuvo Kayla luego de la pelea fue casi incomprensible. Y lo que es más, su alma no parecía afectada por todo lo que hizo. ¿La muerte de esa mujer? ¿Su ataque hacia nosotros? Nada. Lo de la mujer no era tanto, no se que relación habrán tenido, pero había alcanzado a sentir que no era alguien de los trigos limpios, e imagino que eso salvó a Kayla un poco, pero el ataque era más difícil de entender. Mi única explicación era que por algún motivo no era responsable, y pensé que quizás Morr la estuvo manipulando, pero se ve improbable viendo el carácter fuerte que tiene. ¿Que fue, entonces? ¿La locura roja? Eso no se arregla de un momento a otro hasta donde sé, pero puede que esté equivocada. Fuese lo que fuese, parecía haberla dejado, aunque algo inquieta y abstraída. No hablaba de ello.

Morr, mientras tanto, ya era algo aparte. Resultaba que era de Dornwich, un pueblo que hasta hace un tiempo solía ser tan desconocido que apenas figura en algunos mapas, y que por su rareza el Bufón lo tenía entre sus candidatos a pueblos ficticios, una trampa de algún cartógrafo para identificar copias ilegales de su trabajo. No fue hace mucho que se empezó a oír de aquel lugar entre susurros, los cubrieron una vez en la radio pirata pero muy por encima. Se cuenta que hubo una especie de matanza en ese pueblo, que fue un ritual religioso, que el gobierno lo ocultaba porque estaban involucrados, toda clase de cosas, pero era difícil saber que pasó realmente porque no hay absolutamente nada oficial al respecto. Admito que de inmediato asumí que Morr había sido cómplice y que por eso Crove lo había estado persiguiendo (una suposición muy tentadora si sienten lo que siento, y que aún no descarto), pero Crove lo buscaba solo como testigo, y este testigo para variar se negaba a hablar. Era un sobreviviente, decía el, no el culpable, la Serpiente fue quién lo hizo, eso es lo que importa... Pero me costaba aceptarle ese cuento tan simple. Debía haber algo mas, no podía ser meramente una víctima de las circunstancias, no con esa aura de decadencia tan pura brotando de su alma, perteneciente solo a el como una parte mas de su cuerpo. Y me perturbaba tanto que incluso lo llegaba a sentir como un mal olor que emanaba de el, hasta que un comentario no muy indirecto de Kayla me hizo descubrir que no era ninguna sinestesia mía, Morr de verdad olía así. Dios nos salve.

Y Jakoppi era un misterio. Gran sorpresa. Decía ser un testigo del mundo y esa clase de cosas, pero poco decía sobre mucho. Como el Bufón había dicho que la procedencia de Banshala era misteriosa, y tras leer su... especial literatura (aún tengo el libro de historia; Crove hasta me lo pidió prestado, pero lo encontró tedioso y me lo cambió mejor por una novela), ese tema me tenía aún algo intrigada, así que intente preguntarle, pero supuestamente el tampoco sabía sobre esas cosas. Me hablaba sin problemas sobre el Mausoléo, sobre su líder, la historia del Imperio ahí, todos hechos que se sabía de afuera o que había visto, pero el porque vive esa gente ahí, de donde vinieron, "Se ha perdido en el tiempo." También se negaba a hablar sobre el mismo. ¿Por que observa el mundo? ¿Le dió alguien esa misión? ¿Cuantos años tiene? "No lo tengo claro." ¿Para que el respirador? ¿Moriría si alguien se lo quitan? "Sería extremadamente doloroso." ¿Es Jakoppi su nombre real? pregunté para estar por lo menos segura de algo. "Es el nombre por el que todos me llaman, y ciertamente es real," fue todo lo que dijo. Si esa fue una respuesta positiva, ha de ser el "Si" mas ambiguo que jamás he oído.

Pero bien, podía vivir con eso, después de todo hay muchas cosas que nunca se saben. Nunca falta el caso en que los detalles no están claros y se contaminó la mitad de la evidencia, y entre los Jueces los crímenes que desafían la lógica son bastante comentados. No, no saber sobre Banshala no me molestaba tanto. El problema era cuando el Bufón y Jakoppi se juntaban a conversar. Había vivido hace mucho con el Bufón, y sabía que no siempre podía entenderlo. No es humano simplemente, y Jakoppi es... una clase extraña de humano, tengo entendido, así que me sorprendió el que charlaran tanto. Jakoppi hacía muchas preguntas sobre diversos temas, las que el Bufón felizmente contestaba. Jakoppi también cacareaba sin problemas de cualquier asunto no relacionado directamente con el. A eso se suma los libros que el Bufón tomó "prestados" de esa librería banshalense, para quien sabe cuando (o como) devolverlos, así que se formó una tormenta perfecta de debate y dialogación. A veces sencillamente no tenía idea de que estaban hablando.
-Entiendo que nadie ha ido tan lejos de decir para que incluso llegado de actuar a causa de pensar retroactivamente el Basilisco. Escuché los dos, pero me agaché a relamer el desierto.
-Exactamente, a esto lo consideramos que habiendo operado hasta ver sentido de llegar a ser viniendo en curso de decidir tiene sus sanciones. Las calles por la estación de oscuridad termina a decir nuestro destino, se podría decir. Llamemos a esto Amikadvenia, la proveniencia desconocida.
-Polemioksya, -asintió.
-Polemioksya.
Crove decía que escucharlos hablar así le producía jaquecas, y me temo que comparto sus palabras.

Fuera de los atentados contra la sanidad mental, de mis incesantes intentos de psicoanálisis hacia mis compañeros (porque con 14 días en la misma carreta sinceramente no hay nada mejor que hacer), y de un incidente con algo de nieve, logramos salir sin eventualidades del desierto antes de la llegada de la próxima luna roja, la que vendría muy seguida de la previa por complicadas razones astronómicas. De ahí llegar a Gentium nos tomó solo un día mas en la carreta. Entramos a la zona urbana pasadas las 9 de la noche, dos semanas luego de salir, habiendo agotado esa misma mañana toda la comida con la que salimos. Aparentemente nadie se acordó de decirle al Verdugo que Jakoppi se nos sumaría, y creo que de no haber sido por el parche de nieve también se nos hubiera acabado el agua. Nos estacionamos finalmente bajo un farol eléctrico a las puertas de la vía principal. Las chimeneas de la industria a nuestro lado botaban un denso humo negro, tras el cual parpadeaban las luces rojas de las antenas y algunas estrellas, y del otro lado del camino había un extenso campo de pasto perdiéndose en la oscuridad, lo que asumí pertenecía a un aeródromo con la peor visibilidad de Gentium. El hambre mataba, el viaje en carreta maltrató el cuerpo, e incluso al Bufón le quedaba poco aceite.

Morr y Crove habían discutido sobre la Serpiente durante el camino, y luego de lo que les contó el Verdugo, consideraban que debió haber llegado hace varios días, tantos que ni Crove ni yo lo habíamos sentido. Crove quería ir alertar a las autoridades de inmediato, comenzar una búsqueda tan pronto fuera posible aunque tuviera que cerrar la ciudad toda la noche, quizás después comerse un sandwich y un café si le daba el tiempo. Morr decía estar de acuerdo, aunque era evidente por el tono que poco le entusiasmaba la idea. No me costaba adivinar que quería el lograr capturar a la Serpiente, no que lo hiciera otra persona y que peor aún la mataran de inmediato. Y esto asumiendo que Morr estuviera de verdad de nuestro lado. Ajeno a todo lo demás estaba Kayla que parecía tener la mente totalmente en el humo de la fábrica. Si no la conociera, le creería que solo quiere algo de comer y una cama donde dormir.

Cual fuera el caso, Crove me aseguró que por su posición podía ocuparse mejor de la situación, y si de algo podíamos servir el Bufón o yo, no iba a ser esta noche. Más encima los demás aun tenían que buscar alojamiento y algo que desayunar. Al Bufón y a mi se nos había reservado un cuarto de hotel por lo del juicio, así que en ese aspecto no teníamos problema. Le ofrecí en todo caso a Kayla que viniera conmigo al hotel, ya que el Bufón ni siquiera duerme y quería que pasara el menor tiempo con Morr, pero prefirió permanecer con el grupo. No se si será por temor de terminar a atacando de nuevo al Bufón, lo dudo considerando que no ha pasado nada en las dos semanas, pero Kayla no iba a hablar de sus problemas, y tampoco era posible obligarla a venir si no quería. Como último recurso, me llevé a Crove a un lado mientras el Bufón metía a Jakoppi y a Morr en una discusión sobre la repetición de la historia, y le dije que se cuidara a el y a Kayla, le recordé que ambos sentimos a Morr y a la Serpiente en el desierto, y que los dos no eran tan distintos, que de lo que era capaz la Serpiente, era capaz Morr. Crove me aseguró que estaba al tanto, pero que lo necesitaba para que identificara al asesino que buscaba, y que de todas formas no podía detenerlo si no sabíamos que había hecho. En fin, Crove volvió con el grupo diciendo conocer un lugar bueno y barato donde podían quedarse, y Jakoppi los seguiría por costumbre, así que bajamos nuestras cosas, nos despedimos, y ellos se fueron en la carreta por la avenida, dejándonos solos con el Bufón y la mula.

Cargamos las maletas sobre Molly y entramos a la ciudad, recibidos por el zumbido de los transformadores y las ampolletas de tungsteno. Era la primera vez que estaba en Gentium, era la capital de la región, un lugar muy industrial y dicen que bonito, pero la verdad me fije poco en los entornos. Fuera de la cantidad de cables eléctricos colgando de los postes, lo único que miré en todo el camino fue el pavimento y las orejas de Molly. ¿Que pensaba hacer la Serpiente? ¿Que buscaba con la matanza y la revolución? Al menos en la radio no había hasta ahora noticias de ningún incidente mayor, pero tampoco creo que alguien haya sabido de una revolución en Banshala hasta hace tres semanas. Sinceramente, si hubiera sido todo realizado por un grupo quizás estaría un poco mas tranquila, pensaría que es otro nuevo enemigo del Imperio del que se encargará fácilmente una unidad del ejército, pero el que un solo individuo sea responsable de actos tan grandes no me trae confianza de que con acorralarlo unos policías vaya a acabarse todo, menos si llegó hace tanto. Estaba anticipando una catástrofe y pasándome toda clase de ideas, básicamente, mientras el Bufón nos guiaba todo alegre hasta el hotel y hablando de su nuevo mejor amigo Jakoppi. Llegamos poco antes de las diez, y tras todo el proceso con el aparcamiento y el ingreso, cargamos nuestras pertenencias hasta nuestra habitación en el cuarto piso. No se las quería confiar al botones, he de mencionar.

Abrimos la puerta y entramos, y dios, que relajo fue entrar a un cuarto donde nada se movía. Dejé las maletas a un lado y fui a sentarme al sillón, y pude juzgar que este lugar me iba a gustar.
-Ayayay, que horror andar dos semanas en carreta, -dijo el Bufón estirándose. Iba a responderle algo, pero el Bufón bien podía adivinarlo.
-Necesito una ducha, -fue todo lo que dije. Creo que lo mejor era que aquí adentro estaba el aire somníferamente temperado.
-Pues yo necesito algo de aceite y repuestos, pero no por decirlo me va a llegar mágicamente, -dijo el Bufón mirándose el brazo.- Debe mentalizarse para realizar aquello que busca, ¿sabe? La acción es la realización de la intención. -¿La acción es la--? Cielos.
-Brillante, -dije, esas palabras recordándome además sus crípticas charlas con Jakoppi. Mientras meditaba aquella gema del lenguaje, el Bufón se puso a desempacar sus cosas. Como siempre lo hacía con su sonrisa bufonesca, despreocupado de que podríamos despertar mañana en la mañana en medio de sirenas y alarmas. Fui a tomar un vaso de agua.
-Supongo que alojaremos aquí por bastante tiempo, ¿no es así?
-¿Eh? Si, probablemente. -Y no podía olvidarme del juicio, aunque aún faltaban semanas para eso.
El Bufón colocó la radio y los libros de Banshala sobre la mesa, los cuales aun no leía, y empezó a ordenarlos en los estantes. Me acerqué a verlos. La mitad era ficción, la otra mitad... ¿no-ficción? Eran libros técnicos mas que nada.
-Dime, ¿de que tanto hablaban con ese sujeto Jakoppi? -pregunté.
-Oh, de todo. Lenguaje, procesos Markov, magia funcional basada en cálculo lambda, nunca había conocido a alguien con tanto tema, -Si, eso lo noté, pensé.
-¿Crees que sea de confiar?
-Ah, lenguaje ambigüo. Si por confiar se refiere a que nos siga, no hay problema, pero depender de el, me temo que no Jueza mía. Dudo que vaya a mover un dedo por nadie, pero no es un Al-Hamid que se volverá contra nosotros. Creo.
Creo.
El Bufón solo rió, pero a mi no me hacía tanta gracia. Al-Hamid era otra causa de preocupación en la mitad de mi Gigantesca Lista de Preocupaciones. Por primera vez en años sentí que quizás si debía ir a la playa.
-¿Crees que nos haya seguido a escondidas? -le pregunté en voz baja.- Al-Hamid, -aclaré.
-¿Al-Hamid? ¿Por que--? -dijo el Bufón, pero paró de sacar cosas y se rascó la cabeza.- De hecho... no lo había considerado.
El Bufón hizo la pantomima de rascarse la cabeza y miró por el cuarto unos segundos, y luego se levantó de hombros. -No, no lo creo. -y prendió la radio y empezó a sintonizar. Cuando vio que a mi no me parecía tan gracioso, se detuvo a elaborar.- Quiero decir, el Verdugo se quedó allá en la ciudad, y el problema es con el y el imperio. Creo que está siendo muy paranoica, Jueza mía. Ahora, lo que si sé es que van a dar un reportaje sobre la luna en unos minutos, y creo que podría resultar muy ilustrativo.
-Si, podría, pero el hambre me mata, -dije abandonando el tema.
-¿Le voy a comprar algo? -me preguntó.
-No por favor, no. Voy a ir a comer abajo luego de ducharme. Seguro me costará un ojo de la cara pero que importa.

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